SLEED Esa asfixia donde nacen los sueños (1)


Ver en nosotros, en lo más profundo de nosotros, cuando nos retiramos del mundo durante el sueño en esa larga deriva, cuando la conciencia parece abandonarnos en la obscuridad de la noche y ver surgir una conciencia alternativa en las alucinaciones de los sueños.

Vivimos entonces aventuras excepcionales, imágenes visuales intensas surgen en nosotros, estamos invadidos por nuestras emociones y cuando nos acordemos al despertar de nuestros sueños, estos serán los recuerdos de un mundo extraño, un mundo donde el tiempo es un otro tiempo o la causalidad escapa a la causalidad de nuestro estado de vigilancia, la lógica es otra lógica un mundo donde nos zambullimos sin cesar noche tras noche, un mundo que nos habla de nosotros, pero no en la lengua de la luz del día sino que una lengua que corresponde al secreto.
Corremos, volamos mientras estamos inmóviles. Vemos mientras nuestras pupilas están cerradas. Interactuamos con otros en ausencia de esos otros. Todas las noches, todas las noches dice 3-4 veces un ritmo tan regular como una marea creciente se nos dirige con imágenes que no comprendemos. La existencia de sueños dice Michel Jouvet, que viene de publicar Le Sommeil, la Conscience et l’Éveil (El sueño, la conciencia y el despertar) es el más gran enigma que el cerebro del durmiente propone al cerebro de este mismo individuo cuando está despierto. Comprender que es lo que es la conciencia onírica parafraseando a Michel Jouvet, es comprender una de las últimas fronteras en neurociencia. Eso que vemos en nuestros sueños, eso que vivimos en nuestros sueños, lo vemos (?) lo vivimos (?) si: son las mismas actividades cerebrales que tenemos en nuestro estado consiente, es decir despiertos.
¿Es posible leer desde el exterior una parte del contenido de nuestra conciencia mientras estamos despiertos, y mientras dormimos? ¿Nuestra subjetividad podría algún día devenir, en parte, transparente a los otros? es una pregunta fascinante e inquietante a la vez.


Pero si el cuerpo y la mente, si el cerebro y la mente son la misma cosa vistos de un Angulo diferente, como dice Spinoza, deberíamos por la observación de las actividades del cerebro, deducir, reconstruir, descifrar las actividades del espíritu que el cerebro refleja


Una persona duerme, una sonrisa o expresión se escapa de su rostro: está sonando. Para poder ver lo que él está viendo en su sueño, no solamente adivinar a que corresponden estos gestos sonrisa sino que ver las imágenes que provocan estas sonrisas sorpresa


Un estudio de la revista Science sugiere que es posible el título del artículo es "la decodificación neurológica de imágenes visuales durante el sueño" y por subtitulo tiene "como construir una máquina para leer los sueños". Este estudio corresponde a la búsqueda más reciente y más asombrosa de una rara aventura en la cual se fue comprometiendo la neurociencia a partir de mediados de la década de los años 90.


Un viaje a la búsqueda de la misteriosa piedra roseta (https://fr.wikipedia.org/wiki/Pierre_de_Rosette) que permitiría descifrar el lenguaje obscuro de las actividades de nuestro cerebro y de hacer emerger en un idioma familiar de representación mental ese mundo interior que vive en permanencia en nosotros a partir de nuestras percepciones, emociones, esperanzas y que da continuamente un sentido a nuestra vida


Y esta aventura intenta una modalidad de activación de nuestro cerebro, que permite deducir, descifrar o leer algunos de los contenidos de nuestro mundo mental, algunas de las representaciones que se forman en nuestra mente. Intentar desde el exterior ir al encuentro de este contiene prófugo en lo más profundo de nosotros. Uno de los primeros estudios realizados en este dominio fue hecho en 1995, publicado en la revista Nature por un equipo de investigadores de la universidad de Harvard. Los Investigadores mostraron a las personas una serie de objetos, y estos objetos aparecían cada uno en tres tallas diferentes, en algunas fotos aparecían en grande en otra mediana y en otra aún más pequen, entonces los investigadores taparon la vista de los pacientes y les pidieron de imaginar alguno de estos objetos en el siguiente orden grande o mediana o pequeña. Grabaron mediante imaginería cerebral la actividad del córtex primario, la región en la superficie del cerebro, la zona la más precoz en responder a la estimulación de la retina de nuestros ojos una vez que la luz que nos reenvía los objetos una vez que los miramos, el estudio de la actividad del córtex cerebral primario permite deducir con una gran precisión si la persona había imaginado, había visto en su imaginación, un objeto de talla grande, mediano o pequeño. Así la región de nuestro cerebro que es una de las primeras en activarse con la retina de nuestro cerebro, es también una de las primeras en activarse cuando imaginamos que vemos. Dos años más tarde en 1997, investigadores de la universidad de Cornell en Nueva York, publican en la revista Nature un estudio que trata aproximadamente el mismo tema, pero para sorpresa, no se compone de imágenes.


Los investigadores pidieron a dos categorías de personas bilingües de participar en este estudio, el primer grupo compuesto de personas que aprendieron una segunda lengua al mismo tiempo que su lengua madre, es decir, bilingüe desde la primera infancia. El otro grupo, personas que aprendieron una segunda lengua más tarde, q la adolescencia o bien cuando eran jóvenes adultos. Los investigadores les pidieron de imaginar lo que están pensando así sea en su lengua maternal como en su lengua de adopción. Estudiaron por imaginería cerebral una región "el área de broca" que juega un rol mayor en nuestra capacidad de hablar de articular el lenguaje oral y que también está activo en el momento que imaginamos que hablamos. Y el estudio mostraba que en las personas que habían aprendido el segundo idioma más tarde que no era la misma zona del área de broca que se activaba cuando ellos imaginaban hablar en su lengua maternal o en su segunda lengua. De este modo, el análisis de la actividad de una parte del cerebro permitiría deducir en que idioma estamos hablando en silencio.


Un ano as tarde, en 1998, Stanislas Dehaene y sus colegas publican en la revista Nature Neuroscience un estudio que explora desde otro Angulo una pregunta parecida, le solicitaron a un grupo de personas que miraran una pantalla de computador donde aparecía cada 15 segundo un numero entre 1 y 9, le pidieron a las personas de tocar una tecla con la mano derecha cuando el numero sea superior a 5 y con la mano izquierda cuando el numero sea inferior a 5. Durante este tiempo, la actividad del cerebro fue estudiada por imaginería cerebral y en particular una región del cerebro implicada en la preparación del movimiento de la mano. El análisis de las imágenes permite deducir, predecir si la persona había decidido golpear la tecla con la mano derecha o la mano izquierda y entonces indirectamente, si consideraban que el numero en pantalla era superior o inferior a 5. ¿Pero, sería posible ir un poco más lejos? ¿Sería posible ver lo que una persona ve por el simple análisis de las actividades de su cerebro? ¿Sería posible leer esta imagen? ¿Sin saber lo que la persona está mirando? ¿Podríamos, tomando las palabras del neurólogo Oliver Sacks, ver por entre medio de los ojos de otra persona?

En abril 2005 un estudio fue publicado por la revista Nature Neuroscience por Kamitani Y, Tong F del laboratorio de neurociencias informáticas de Kioto, Japón. Este estudio de la actividad cerebral permitiría ver una parte de lo que estaría viendo una persona, mientras personas se situaban en el aparato de imaginería cerebral, los investigadores proyectaban imágenes de líneas paralelas en diferentes sentidos: líneas verticales, horizontales, oblicuas con un total de 8 orientaciones diferentes. Un programa informático capaz de aprender automáticamente, aprendía a asociar a cada una de esas figuras la activación de las células nerviosas del córtex visual primario de la persona que está viendo esta imagen, después una vez el aprendizaje esta hecho, el decodificador automático era capaz a partir del análisis de las actividades cerebrales de la persona que se encuentra viendo una de las ocho imágenes, de deducir, de adivinar la imagen que esta persona tuvo delante de los ojos.

Acto seguido los investigadores exploraron si el decodificador era capaz de determinar no solamente lo que la persona veía, eso que tenían delante de los ojos, sino lo que optaban por ver. Imágenes figurando dos series de paralelas que se cruzan lo equivalente de dos diagonales de un cuadrado, fueron proyectado a las personas y los investigadores pidieron de fijar la atención en una de esas dos series de paralelos que se cruzan.... continuara en febrero

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